Los perros de los conquistadores y colonos de Canarias. Impacto de la conquista en la vida aborigen
Los perros de los conquistadores y colonos de Canarias. La conquista de Canarias trajo cambios devastadores en la vida de los aborígenes, con la introducción de un nuevo modelo de sociedad y la llegada de animales domésticos de la Península Ibérica y África, como caballos, vacas y perros de distintas razas.
Primeros conquistadores de Canarias
Gadifer de La Salle y Jean de Bethencourt partieron de La Rochela en 1402 para conquistar las Islas Canarias. Tras enfrentar contratiempos, llegaron a Lanzarote con un grupo reducido de personas. Posteriormente, Bethencourt viajó a España para solicitar refuerzos y apoyo del rey Enrique III de Castilla, lo que llevó a la conquista de Canarias bajo jurisdicción castellana.
Perros traídos por los conquistadores
Los conquistadores y colonos trajeron perros de distintas razas para cumplir diversas funciones, como protección y auxilio en la conquista. Aunque no se especifican las razas en las fuentes, es probable que incluyeran mastines, presas, podencos, perdigueros, entre otros.
Perros en la conquista de Fuerteventura
En la conquista de Fuerteventura, los hombres de Bethencourt utilizaron perros en sus emboscadas y operaciones militares. Se mencionan perros en la isla después de la llegada de Bethencourt en 1404.
Montería en Fuerteventura
En 1591, se realizó una montería en Fuerteventura debido al daño causado por la gran cantidad de asnos salvajes en la isla. Se utilizaron lebreles y jinetes para controlar la plaga.
La llegada de los conquistadores y colonos a Canarias transformó la vida de los aborígenes y trajo consigo animales como los perros, que jugaron un papel importante en la conquista y la adaptación a la nueva realidad.
Este artículo «Los perros de los conquistadores y colonos de Canarias: Un cambio drástico» es una reestructuración simplificada y organizada del capítulo «Los perros de los conquistadores y colones de Canarias» del libro «El Perro de Presa Canario, su verdadero origen» de Manuel Curtó Gracia, mi padre.